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Juan Carlos Blancarte e3reset.com

Un Camino de Fe

Testimonio de Encuentro y Transformación

Me complace hoy compartir con ustedes un testimonio personal que marca el hito significativo en mi vida. A la edad de ocho años, fui bendecido con un encuentro especial que cambió mi camino de una manera que nunca podría haber imaginado.

Hacíamos visitas con regularidad a la casa de unos familiares los fines de semana. Recuerdo que esa ocasión, siendo un sábado por la tarde, una tía me invitó a una reunión. Al obtener el permiso de mis papás, fui; el lugar era muy conocido para mí ¡ahí vendían dulces y siendo un niño sin duda que recordaba ese lugar! Solo que, a diferencia de otros días, esta ocasión la puerta (portal o zaguán) estaba abierta de par en par (de forma figurada como si Jesús estuviera con sus brazos abiertos). Pero ese día de forma especial, encontré algo más que un dulce, encontré la vida eterna. Aunque no sabía bien las cosas, cuando regresé de ahí existía una alegría inmensa que hasta hoy sigue siendo indescriptible. Esto se volvió recurrente en mí los siguientes fines de semana que pude asistir.

Al regresar de las reuniones, con el gozo de Dios en mi corazón, llegaba con los cánticos de alabanza, y por sorprendente que parezca, los adultos me decían que me callara porque ya los había cansado. Sin embargo, eso ocasionó en mí un despertar que desde entonces comprendí que eso era algo que yo quería y necesitaba, sin saber que este encuentro con Jesús a la postre sería un caminar constante, porque nunca más me alejé de su presencia (claro, que ha sido una lucha constante y su misericordia manifiesta de forma constante hacia mí). Los sucesos en mi entorno me llevaban a aferrarme más a Dios y a jamás alejarme de su presencia, este inicio fue una preparación para todo lo que vendría más adelante.

A mi papá, hasta donde recuerdo, le era indiferente, sin embargo, a mi mamá no le gustaba lo que veía en mí. Ellos no conocían de Jesús, pero ahí fue donde comenzaron mis primeros acercamientos con Dios, porque oraba para que mis padres le conocieran.

Al paso de los días existieron situaciones complicadas en mi familia, pero fue a través de estas experiencias difíciles, que fui cultivando mi relación con Dios aferrándome y aprendiendo a confiar en su amor y guía en mi vida.

Hoy con el paso de los años, mi fe se ha fortalecido y he experimentado de primera mano el poder transformador de Jesucristo en mi vida. Su presencia y su amor incondicional me han sostenido en momentos de dificultad y me han dado esperanza y consuelo en las alegrías y desafíos de la vida.

Hoy, gracias a Dios, puedo decir con plena certeza que soy una persona bendecida y protegida por su amor infinito. Él es el fundamento de mi vida y mi mayor tesoro, y estoy eternamente agradecido por haber conocido a Jesucristo.

Soy bendecido con mi esposa, quien a mi lado todos los días me impulsa a seguir buscando de Dios, a seguir conociendo más y más de Él, es mi impulso constante para seguir buscando y a mostrar a Jesucristo a todo aquel que llega a estar en nuestro entorno.

Quiero expresar mi gratitud por la oportunidad de compartir con ustedes este testimonio tan significativo en mi vida. Tengamos muy presente que no hay edad específica para conocer a Jesús, pero definitivamente siempre está cerca. Agradezco a mis amados hermanos por su apoyo y amor incondicional a lo largo de mi caminar de fe.

Que la presencia y el amor de Jesucristo sigan guiando cada paso que den, y que su paz y esperanza los acompañen en cada desafío que enfrenten. Sigan cultivando su relación con Dios, aferrándose a su amor incondicional y confiando en Su guía en todas las circunstancias de la vida.

Recordemos siempre que somos bendecidos y protegidos por el amor infinito de Dios, y que Él es nuestro mayor tesoro.

Que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo estén con ustedes siempre. ¡Dios les bendiga!

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