¡Hola! Soy Rebeca y quiero compartir contigo brevemente que, a los treinta años, llegué al punto en que ya no deseaba vivir. Decidí buscar a Dios, aunque tenía miedo de las experiencias negativas en iglesias locales. Mi desesperación superó mis temores, así que me atreví a asistir. Sin embargo, en dos visitas, nadie se acercó a hablarme, solo había cofres para recibir dinero. Necesitaba desesperadamente que alguien me escuchara y me guiara en la dirección de Dios.

Conduciendo de regreso a casa, rogué a Dios por ayuda. Poco después, conocí a mi actual esposo, quien reveló su fe. Le pedí que me invitara a su iglesia, aunque no sabía mucho sobre la fe cristiana. Inicialmente, tenía ideas equivocadas basadas en estereotipos de películas. A pesar de mis dudas, decidí darle una oportunidad y asistir, con la condición de dejarlo si algo me parecía ilógico. Afortunadamente, encontré en la iglesia mi hogar y refugio. Gracias a Dios, volví a vivir y ahora no quiero irme. Descubrí que Dios está vivo, me muestra su amor cada día. Amo mi vida y mi iglesia, donde encontré a Dios.

Te invito a conocer a Dios a través de su casa y su familia. Jesús nos dio vida, y todos los que creemos somos parte de su familia. Vivo con entusiasmo gracias a Él. Te amo, te bendigo y espero que encuentres, como yo, vida y razones para vivir. ¡Bendiciones y que tengas un gran día!